23 de septiembre de 2015

Enemigos sutiles de la lactancia materna (IV): la sed y el calor



Un error típico de padre primerizo es abrigar en exceso al niño. Generaciones anteriores adoctrinando a los nuevos padres a abrigar más y más a los nietecitos tienen buena parte de culpa.
Da igual que la tendencia pedicultora actual sea la de ofrecer la regla básica de que un recién nacido, con tener una manga más que la que lleve el adulto y estar en una habitación con temperatura aceptable, ya tiene suficiente para estar confortable. Con frecuencia, ves madres y padres en manga corta y sandalias mientras el vástago lleva un body de manga larga, blusita, jerseicito, y si se echa la siesta a lo mejor lo abrigan con sábana y colcha.
Por la noche, la preocupación de que el niño no se destape es habitual y los padres abrigan con doble colcha, pelele de franela con camisa térmica interior, calefacción...lo que sea con tal de tener la conciencia tranquila, y a la abuela también.

Pareciera que esto pudiera tener una remota conexión con al lactancia, pero a mí no me lo parece, porque a menudo se constata en los testimonios que el hartazgo de la madre con la lactancia empieza con las sesiones de teteo corto y superficial, frecuentemente nocturno, que puede ser atribuible en muchos casos a la sed del bebé.

A una madre inexperta cuando amamanta todas las succiones le parecen iguales, pero en cuestión de pocas semanas ya aprende que la succión potente, de una cierta duración y “hasta el fondo” es síntoma de que el bebé está mamando con ganas, hasta la llamada fracción más grasa de la leche, que es la del final. Llamemos a esta succión, por hacer una analogía con el adulto, "comer", y que en realidad se conoce como succión nutritiva.
Pero cuando el bebé se limita a mascar el pezón con la boca y a realizar breves y superficiales chupeteos, la madre rápidamente aprende que simplemente se está consolando, pero no mamando (usando la teta como chupete” por usar la expresión popular). Es lo que se conoce como "succión no nutritiva" y que a muchas madres le parece una auténtica tomadura de pelo...¡porque para eso está el chupete!

¿En qué se distingue la succión no nutritiva de la succión nutritiva por sed? Porque esta última es una succión nutritiva pero al mismo tiempo, más breve y frecuente, si es que el niño tienen calor. Es como si al niño sólo le interesara la fracción inicial de la leche, la más "aguada", y que no quisiera llegar a la segunda fracción, "la densa y grasa que alimenta y hace engordar".

Pues...en la paciencia que tenga la madre y en lo que la madre quiera pensar del patrón "anómalo" de lactancia de su hijo.
Una madre bien informada, tranquila, paciente con al lactancia y confiada en que el sistema de alimentación mamífero funciona, pensará: "Será que mi niño está bebiendo, o tiene  poca hambre, o el pobrecito quiere consuelo pero no a costa de implarse. Me buscaré la manera de tener las manos libres y poder seguir haciendo cosas mientras mama. Paciencia".
Pero una madre intranquila, impaciente o insegura puede pensar: "Este niño parece que tiene hambre pero no está mamando en condiciones. No me vacía el pecho. ¿Será que mi leche no alimenta? Está pidiendo cada poco, esto es un suplicio. Me van a salir grietas de tanto chupeteo. Yo no puedo estar cada diez minutos con el niño al pecho. ¿Y si le doy biberón? Seguro que se queda tranquilo tres horas. No, si al final tendrá razón mi madre de que esto de la lactancia materna es una esclavitud...Voy a ponerle el chupete a ver si deja de llorar o se conforma..." O cualquiera de sus variantes.

Imaginad la situación de noche: si ya es duro despertarse cada dos horas para que el niño tenga su toma, imaginad si en vez de cada dos horas es cada media hora...¡y que parezca que el niño sólo chupa a medias!
Pues normal que las madres se cansen y manden la lactancia materna a tomar por saco, echando mano del biberón, que seguramente de el padre para que ella pueda descansar.

Hay una explicación que la madre debe considerar en ese tipo de escenarios, que es que el bebé este mamando por sed.  Estoy hablando de un cambio en el patrón de las tomas, que solía ser normal (succión nutritiva "estándar") por uno "superficial y frecuente".  ¿Resultado? Madre alarmada por el inexplicable aumento de la demanda (¿estará pasando hambre? ¿tendré leche suficiente?), cansada por tener el bebé encima (esto de la lactancia es demasiado esclavo, ¿no sería mejor un biberonazo y que me deje en paz durante 3 horas?), muy agobiada en las tomas nocturnas (no aguanto más ,mejor me paso al biberón y que se lo de el padre) y sospechando que el bebé le está tomando el pelo (no está mamando en serio, solo me usa de chupete). A eso añadir problablemente un padre/madre/suegra insistiendo en lo bien que se criaban los niños con biberón, y que te dejes de tonterías, y ya está abonado el camino al fracaso de la lactancia.

Soluciones:

  • Revisar la política de abrigado del niño. No abrigarlo demasiado aunque la madre/suegra lo desapruebe: como norma general, el niño estará suficientemente abrigado con una manga más que nosotros, y con  la misma ropa de cama que necesitemos nosotros. Si colechamos, tenemos que contar con el calor de nuestro cuerpo cercano. Destapar un poco al niño en caso de duda.  La lucha contra el "destape de las mantas" es una constante a lo largo de la crianza de los peques, así que hay que respirar hondo y no dramatizar el hecho de que el niño duerma un poco destapado porque lo seguirá haciendo cuando sea más mayorcito y descubriremos que no siempre es sinónimo de coger un resfriado. ¡Hay que ver lo bien que puede dormir un niño destapadito aunque a nosotros nos parezca un peligro!
  • Aunque se sospeche de sed a un niño de menos de 6 meses no hay que darle agua. Con la leche le damos un 80% de agua y un 20% de preciados nutrientes. No se debe usar el biberón ni para el agua, ni para infusiones, ni para nada.
  • Colecho nocturno. Las tomas nocturnas frecuentes se llevan de forma más descansada con el colecho.
  • ¿El bebé tiene alrededor de medio mes, un mes o entre dos y tres meses? Puede tratarse también de un aumento de demanda temporal por brotede crecimiento, aunque en este caso las tomas suelen aumentar la frecuencia pero siguen siendo tomas “profundas”.
  • Si realmente se concluye que no es sed por calor, y la lactancia está bien establecida, se puede intentar superar las crisis de succión ofreciendo un chupete si la madre no está disponible o quiere descansar el pecho, aunque conviene recordar que hay que irlo evitando cuando le empieza a salir la dentición al niño, y que tampoco es bueno crearle una dependencia innecesaria al chupete.
  • Para succión no nutritiva excesivamente cansina por la noche agravada por el colecho, intentar el Plan Padre (si el niño es un poco mayor y la lactancia está bien establecida).
  • Ante todo, paciencia y tranquilidad. Y el consuelo de pensar que toda estimulación extra del pecho viene fenomenal para garantizar una buena producción de leche. 
  • Nuevamente el apoyo emocional incondicional para la madre y compartir la experiencia con otras madres lactantes es clave para superar los agobios que puedan surgir por esta causa. Es un poco triste que porque el bebé esté acalorado y necesite beber más una madre piense que la lactancia es insufrible, que el bebé esté mal alimentado o que no tiene suficiente leche.
  • Y como siempre...mandar callar a las abuelas/vecinas entrometidas. ¡Que te dejen la lactancia en paz! 
A lo mejor parece una perogrullada, pero en mi experiencia con ¡dos! niños sedientos por la noche notaba mejoría (es decir, un patrón de tomas más "normales") cuando rebajaba mi obsesión de ponerles a dormir superabrigados...Y cualquiera puede entender los peligros de una fase mala de tomas muy frecuentes por causa "inexplicable" a la hora de poner en riesgo la lactancia materna por hartazgo de la madre... ¿Lo habéis experimentado vosotras?