6 de febrero de 2014

Formas imaginativas de conservar pequeños volúmenes de leche


Cuando la madre lactancte quiere conservar su leche, ya sea para tener una pequeña reserva que le permita alejarse del bebé unas horas de dia o de noche, o porque se incorpora a trabajar, sale la duda de dónde conservar los pequeños volúmenes de leche (50 ml o así) que en todos sitios recomiendan para estos casos.

¿Por qué volúmenes pequeños de leche? Porque por higiene elemental los restos de leche que quedan en un biberón deberían desecharse, o como mucho "guarreo" consumirse en las 24 horas siguientes siempre y cuando no se hayan dejado en ningún momento a temperatura ambiente, directos al frigorífico. La leche materna, en contra de lo que se creía, no es estéril: contiene bacterias beneficiosas para la digestión de la propia leche, y aparte la saliva del bebé "contamina" la leche, materna o artificial.Conservar esa leche es correr el (pequeño) riesgo de convertirla en una sopa bacteriana que cause diarreas y vómitos al niño.

Desperdiciar leche artificial es un fastidio porque es muy cara, pero desperdiciar leche materna duele en el alma porque sacársela implica tiempo y dedicación, y es valiosa como oro blanco.
Así que recomiendan conservarla en volúmenes pequeños de manera que si el bebé quiere algo más de leche, no tengamos que descongelar 150 ml y desperdiciar luego 80 ml, por ejemplo.

¿Pero tienen que ser 50 ml obligatoriamente? Pues evidentemente no. Convienen tener diferentes volúmenes congelados: 150 ml, 100 ml, 50 ml...incluso menos. Si ya sabemos lo que suele tomar el bebé podemos ir afinando. A mí esas tres medidas me parecen bien (las madres únicas que aumenten la proporción de tarritos de 50 ml, y las múltiples, de 100  ml, porque tendrán que dividir entre dos...)

Problema: la mayoría de biberones que se pueden utilizar para conservar leche son de 150 ml o 250 ml o incluso mayores. Las bolsas de congelación de leche suelen ser de 150 ml y los botecitos de plástico o cristal que venden, suelen ser de 80, 100, 120... Conservar multitud de biberones o bolsas con capacidad de 150 ml sólo con 50 ml de leche es incompatible con la capacidad de cualquier congelador promedio.
Las bolsas de congelación y los tarritos son bastante caros (y encima las bolsas no se pueden reutilizar) así que convienen llenarlas del todo.

Os cuento dónde guardaba yo, que soy de la Cofradía de la Virgen del Puño Cerrado, la leche congelada en volúmenes inferiores a 100 ml: tarros de conserva pequeños, como los que se usan para meter anchoas, convenientemente lavados y esterilizados.
Nunca hay que llenarlos hasta el borde, hay que evitar el contacto con la tapa, considerar el aumento del volumen durante la congelación y ponerlos a congelar de pie. El volumen que admiten es de unos 80-90 ml máximo y por tanto, van bien para conservar 50 ml de leche (el mismo biberón de recogida del extractor de leche sirve para calcular el volumen).
Ídem para frascos de similares dimensiones (de potitos para bebés de 4 meses, salsas...).
Cuidado con los frascos de potitos: son de cristal fino y se rompen fácilmente en el congelador.



Habrá quien diga (porque se ha estudiado bien la lección): "¡¡El cristal no es adecuado para recoger y congelar leche porque las inmunoglobulinas/leucocitos/factor de inmunidad de turno se quedan pegados!! Es más adecuado el plástico".
La verdad es que aunque todavía no existe un consenso muy definido al respecto, sí es cierto que hay algún estudio que señala que el plástico (duro y de buena calidad, con composición "conocida", para uso alimentario) conserva mejor los factores inmunitarios de la leche.

Personalmente, creo que preocuparse por un anticuerpo más o un anticuerpo menos es ridículo (Carlos González también ironiza al respecto) y que es un error conceptual considerar que la leche materna es lo mismo que la artificial solo que con inmunoglobulinas. ¿A qué viene esa obsesión con las inmunoglobulinas? La leche materna se diferencia de la artificial en sabor, textura, composición nutricional y presencia de factores lipídicos y proteicos, aparte de en los dichosos anticuerpos. La leche materna mal calentada y mal descongelada que haya perdido inmunoglobulinas sigue teniendo una composición más adecuada y más adaptada a la edad del bebé que la leche artificial, y debe administrarse al bebé de forma preferente con respecto a la artificial.
Pues anda, que si la gente que se dedica a enrasar cacitos se pusiera tan tiquismiquis con preservar la composición precisa de la leche...

Una vez aclarado que cuando alguien proporciona lactancia materna a su bebé de forma "prolongada" no debe preocuparse por si un puñado de anticuerpos o leucocitos más o menos se le quedan pegados en el tarro, voy a detallar dos maneras aún más imaginativas de conservar pequeños volúmenes de leche.

En otros países, por ejemplo, recomiendan a las madres congelar la leche en una hielera de cubitos grandes, de estas antiguas que tienen una especie de rejilla separadora que hace que el líquido se congele en cuadrados. La leche se guarda en horizontal y el resultado son unos cubos grandes de leche que se pueden ir descongelando a medida que se necesiten.
 Las hieleras más habituales de cubitos "pequeños" son menos prácticas porque congelan volúmenes demsiado pequeños y las bolsas de hielo rellenables no son adecuadas para llenarlas de leche, porque se desperdiciaría mucho llenándolas.

Este mismo sistema se recomienda para congelar purés "puros" de verduras y carnes para cuando el bebé inicia la alimentación complementaria, de manera que escogiendo un "cuadrado" de esto o aquello se crea el menú diario: hoy, toca un cuadrado de patata con uno de zanahoria y uno de pollo.

El otro sistema del que tengo noticia es el de crear polos de leche materna (en las poleras que venden a tal efecto, con palito corrrespondiente). Hay quien las recomienda para aliviar las molestias de los dientes. No los he probado porque a la edad en la que mis hijos parecían molestos por los dientes no me apetecía "desperdiciar" la leche haciendo polos que gotean y se rompen, enguarrando la alfombra, pero la verdad es que dar polos de leche materna a tus hijos es toda una anécdota.

¿Alguien más conoce formas originales de conservar la leche que merezca la pena dar a conocer?

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