24 de enero de 2014

¿Realmente afecta a la lactancia la reincorporación de la madre al trabajo remunerado?

Cuando la madre lactante ha de reincorporarse al trabajo remunerado, las principales dudas que se plantea son: "¿cuándo y dónde me sacaré la leche?" y "¿afectará a mi lactancia el hecho de no sacarme leche durante horas y horas?"
La primera pregunta la tendrá que responder ella misma en función de su horario y su lugar de trabajo.Normalmente se suele encontrar una solución factible.

La respuesta a la segunda pregunta depende de los meses que tenga su hijo:

-Si tiene menos de tres meses, seguramente la lactancia aun no está plenamente regulada. El trabajo interrumpirá la lactancia a demanda justo en el momento de máxima producción fisiológica de leche. Como lo normal es que la madre no pueda sacarse tanta leche como tomas haría su hijo en su ausencia, es de esperar que la producción de leche se reduzca tanto que pueda comprometer la lactancia materna exclusiva. Casi parece seguro que la lactancia tendrá que acabar por ser mixta (que a menudo acaba por convertirse rápidamente en artificial exclusiva). Incluso en horario extra-laboral la madre puede tener la duda de si su leche ahora es suficiente para su hijo. Conviene acudir a un asesor de lactancia que valore la situación para evitar que una madre asustada pase demasiado rápido y sin un buen motivo de la lactancia mixta a la artificial. De todas maneras, dificilmente una madre aguantará una jornada laboral completa sin extraerse leche por su propia comodidad (posibles ingurgitaciones).

-Si la madre se reincorpora entre los cuatro y los seis meses de edad de su hijo, la lactancia está plenamente regulada y la madre, con ese recorrido, puede pasar a ser considera como "lactante experimentada". No obstante, una reducción brusca en el número de tomas le bajará la producción de leche, así que lo ideal es que pudiera sacarse leche en el trabajo una o dos veces al día durante un mes o dos más, y compensar en  horario extra-laboral las tomas perdidas, ofreciendo mucho el pecho al niño. Los fines de semana y en vacaciones la lactancia seguirá siendo materna exclusiva para evitar bajones aún mayores en la producción. Si la separación del bebé no es muy larga, puede que con el volumen de leche que consiga extraerse no haya ni que recurrir a la lactancia mixta, pero aunque hubiera que darle al bebé algún biberón de leche artificial, la lactancia materna se puede mantener con facilidad en esas condiciones.

-Si la madre se reincorpora cumplidos los seis meses, cuando el bebé ya está en condiciones de iniciarse en la alimentación complementaria, la producción de leche ya se verá reducida de forma fisiológica. A estas alturas, la leche es dura de eliminar, hay que forzar mucho el destete para que la producción de leche de la madre desaparezca "así como así". Si la separación del bebé va a ser larga y la madre desea que se le den biberones de leche en su ausencia, lo ideal es que siga extrayéndose leche en el trabajo al menos una vez al dia. Pero como no siempre es posible, tampoco supondrá un gran problema porque realmente no es necesario, siempre y cuando la madre aguante cómodamente la jornada a nivel de pechos llenos.
Si el bebé no va a a necesitar tomar otra cosa que purés en ausencia de la madre, no hace falta extraerse leche, salvo para tener alguna reserva, y la madre podrá combinar lactancia y trabajo sin mucho quebranto.

Seguramente nada más llegar a casa, la madre esté deseando dar el pecho (porque el cuerpo se habrá adaptado rápidamente a que es por la tarde cuando se pone en marcha la producción de leche), y su/s hijo/s la reciban como un heroinómano cuando ve el camión de la metadona: esa escena es ideal como reencuentro madre e hijo después del trabjo y ayudará a calmar la ansiedadde las madres con tendencia a sentirse culpables por trabajar teniendo un hijo tan pequeño.

AHORA BIEN

Hay gente que se toma de manera demasiado taxativa los mensajes del estilo "la lactancia materna exclusiva ha de ser de seis meses y a partir de ahí, iniciar alimentación complementaria", de manera que puede dar la sensación de que, si se han cumplido seis meses de lactancia "ya se ha cumplido sobradamente" y es hora de quitar la teta. Además a partir de esa edad la presión social en contra de la lactancia aumenta exponencialmente ("¿pero todavía le das pecho????", "ahora lo que tiene es vicio", etc) y la madre se puede sentir presionada a destetar y empezar a comprar leche de continuación.

Pero recordemos que aunque el bebé haya iniciado la alimentación complementaria, el mantenimiento de la lactancia sigue siendo preferible y deseable, tanto por nutrición y salud del bebé (sigue necesitando aporte lácteo diario, y la mejor leche sigue siendo la de su madre!!!!!), como para su confort y seguridad (donde esté una madre que se quite la tetina), como por interés egoista de la madre dados los beneficios psicológicos y logísticos de la lactancia (si el niño enferma es probable que solo quiera "comer pecho", y sigue siendo un instrumento magnífico para tranquilizar y dormir rápidamente al bebé).
La OMS recomienda que la lactancia se conserve, junto con otros alimentos, hasta el primer año y que si no hay impedimentos, idealmente se mantenga hasta los dos años o más (ya a voluntad de la madre).

Así que llegados a este punto no hay problema en trabajar y mantener la lactancia.
Una madre que haya dado pecho hasta los seis meses ya es una lactante muy experimentada y ya tiene consciencia de si le conviene o no le conviene continuar. Yo simpre recomiendo que si la madre siente pena pensando en el destete, no destete, para evitar arrepentimientos futuros: es mejor seguir con la lactancia "extra-laboral" que cesar la lactancia del todo.


-Si la madre se reincorpora al trabajo cuando el niño está cercano a cumplir un año, o pasado el año de edad, poco hay que aconsejarle: es una lactante más que experta y sabrá de sobra que no es necesario sacarse leche ni hacer nada, que la lactancia se  mantiene perfectamente incluso sólo con dos o tres tomas al dia, y que no hay motivos de qué preocuparse por trabajar. Además la alimentación complementaria habrá pasado progresivamente a ser "alimentación principal", el niño está en edad de tomar lácteos fermentados e incluso leche de vaca entera sin problemas y la teta se habrá convertido en "esa delicatessen especial que tu mami te ofrece con todo su amor" aunque ya no sea imprescindible a nivel nutricional.

AHORA BIEN (II)

Alrededor de los 8-9 meses, y a veces antes si la madre se reincorpora al trabajo, el niño está en plena etapa de sentir ansiedad por separación, con brotes incrementados de despertares nocturnos, en los que si está acostumbrado a dormirse a la teta, querrá teta. La madre, que hasta ahora había aguantado pacientemente los despertares nocturnos porque notaba que el bebé "se despertaba para comer" y que no tenia que "rendir al máximo" al dia siguiente, empezará a encontrar insostenible la situación: necesita descansar bien para trabajar al dia siguiente y es irritante ser despertada tantas veces "solo para chupetear".
Si realmente la madre no lo lleva bien y empieza a estar de mal humor, muy cansada e incluso se rompe la  dinámica matrimonial y familiar, es hora de plantearse en firme el destete nocturno. Si el niño no está en edad de negociar y no quiere ni chupetes ni muñecos ni mariconadas por el estilo, el método que mejor suele funcionar es el "Plan Padre" (que el padre se encarge del niño y de dar eventualmente un biberón), para que la madre recupere la serenidad y presencia de ánimo y el niño se acostumbre a una nueva situación en la que no merece la pena despertarse mucho porque "se acabó la teti de noche". Pero claro...¡¡¡el padre tiene que implicarse y ser consciente de que ahora el cansado será él!!!
Cualquier método de destete nocturno que no consista en dejar al bebé abandonado a su suerte y llorando es igualmente válido: la familia tiene que sentarse a estudiar la situación y tomar la decisión más conciliadora. 

Pero pasados los seis-nueve meses el destete nocturno tampoco afecta a la lactancia diurna, y siempre es preferible, por ser menos traumático para todos los implicados, que el destete definitivo.
Recordemos la mítica frase del gran Carlos González, todo un referente para las madres lactantes trabajadoras: "la lactancia no es una delicada flor de invernadero sino una de las funciones más robustas del ser humano". Vamos, que la producción de leche no se acaba de golpe y porrazo así como así.


(No me olvido de una situación especial, aunque yo no la he vivido con mis hijos: a veces el bebé se niega a comer durante el día si no está con su madre). No la considero propiamente una huelga de lactancia, pero la suelen clasificar como tal)

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